miércoles, 20 de junio de 2012

Puedo apoyar a un político homosexual...

... siendo católica?

En Alemania, he recibido muchas críticas cuando digo que me gusta Guido Westerwelle como político. Esto, debido a que es homosexual. Las críticas no vienen -como podría pensar algún mal pensado- de parte de personas ñoñas... o más, bien, no sólo vienen de parte de gente de tal calaña... sino también de "hombres muy hombres", según ellos...algunos de ellos evangélicos (protestantes en otros países).

Hace años, pregunté a una amiga, teóloga católica, amante de la libertad qué opinaba ella de esto. Transcribo sus palabras (por mail). Yo le había preguntado acerca de la posibilidad de "dividir" a una persona (crítica que se hace a muchos políticos) y le había hablado de otra amiga mía (extranjera) a la que también le gusta(ba) Guido. Se los explico para facilitar el entendimiento de la respuesta:

No veo ningún problema en apoyar a una persona homosexual si tiene buenas ideas. (Claro, si es militante y hace "propaganda" de la homosexualidad, es otra cosa...). Pienso que lo más importante es no juzgar sobre las personas, sino rezar por ellas, si sabemos que algo no va bien en su vida. Y dar gracias a Dios por todo lo que va bien: p.ej. las ideas políticas. 

Pienso que esto no quiere decir "dividir" a una persona, sino ver que cada persona es una realidad compleja: si algo va mal, no quiere decir que todo vaya mal; y si algo va bien, tampoco quiere decir que todo vaya bien. Nosotros tampoco somos ángeles. Todos tenemos fallos, hacemos el mal, más o menos grave, más o menos público (más o menos conscientes)... Además, según un "criterio rigoroso" no podríamos votar casi a nadie: a ninguna persona divorciada etc. 

En suma: Tu amiga tiene toda la razón, y tú también, me parece. Bueno, te respondo muy super espontáneamente. Si tengo una idea mejor, te la diré. 

sábado, 9 de junio de 2012

Liberalización del tráfico de drogas


La foto de Philipp von Ostau, libre en Wikimedia representa a un junkie.

Me parece que hay argumentos a favor y en contra de aceptar la legalización del tráfico de drogas, con el fin de combatirlo. Sí, paradojalmente, se dice que, si se libera(liza), los precios bajarán y ya no será un negocio, se extraerá así de la criminalidad y se acabará poco a poco. Es el planteamiento de muchos liberales americanos (especialmente en los EEUU y en Centro América, uno de cuyos jefes de estado, se atrevió a planteárselo así directamente a Obama en una de la últimas cumbres americanas).

Por otra parte, se dice que no se puede legalizar (esto casi equivale a legitimizar) una conducta inmoral. Y, diría yo, que causa tanto daño... Y no me digan que no es así, yo realizo trabajo voluntario una vez a la semana con adictos a la droga y veo live las consecuencias...

No tengo una opinión definitiva; no creo que estemos frente a un "dogma", sería bueno seguir pensando y contraponiendo piniones. Siempre teniendo presente que no se trata de idealizar el consumo de droga, sino que se lo ve como un mal que hay que combatir; para lo cual, existen diferentes caminos.

Por otra parte, es bueno mirar hacia los países que han liberalizado (al menos, parcialmente la droga), como por ej., la Rep Checa (#Crystal) y Holanda. Por otra parte, los países donde prácticamente se carece de control estatal efectivo y de estado de derecho, se puede decir que en ellos, igualmente, asístimos a una suerte de "liberalización de la droga".

Los partidarios de la liberalización de la droga explican, muy convincentemente, que su precio bajará y ya no será atractiva su producción. Hay que hacer notar que, por ej., en un país productor de opiates, como Afganistán, conviene muchísimo más sembrar amapolas que plantar tomates, debido al precio, de manera que nadie planta tomates... y los campos de amapolas crecen año a año, con la coniguiente dependencia afgana de los envíos de alimentos desde el exterior.

También se puede argumentar: mientras sigamos enviando tomates a Afganistán, no convendrá sembrarlos y otros productos serán más convenientes económicamente.

Es interesante observar lo que pase/pasa en Holanda, país en que se ha prohibido las ventas en los "cafés" de droga a personas que no residan en el país. Sí, los cafés tienen que reorganizarse como clubes, en que los miembros (un máximo de 2.000) deben viir en Holanda. Con esto, se pone fin (o no) al turismo de la drogadicción, especialmente desde países vecinos (Francia, Alemania y Bélgica). Ello, debido a las protestas de los vecinos contra los "turistas" que parece que se pernoctaban en cualquier parte y en cualquier estado...

La medida ya está siendo aplicada en las provincias del sur (Nord-Brabant y Limburg). En las provincias del Norte, la medida comenzará en 2013. Ahora bien, en una ciudad tan internacional como Maastricht, ya se están viendo los resultados:

1) como temían algunos (conversé largo y en forma muy amable con un holandés, en Twitter sobre este tema), las ventas a los extranjeros se trasladaron de los cafés a la calle, esto es, salieron de la legalidad y del control. Incluso, al parecer la porción que, en Holanda se puede sembrar para consumo propio, está(ría) siendo vendida "en la calle". Con esto -se dice- se pierde el control estatal sobre el consumo de droga y se baja, teóricamente, la calidad, ya que no hay control de la misma.

2) sin embargo, a diferencia de lo que se esperaba, los precios de la droga que se transa en la calle, no son más altos, no han subido, sino que han bajado. Esto contra toda la explicación de los partidarios de la legalización, "porque baja el precio". Los precios que se paga en los cafés (legales) son más altos de los que se paga en la calle, esto es, en la ligalidad.

En otras palabras, en el mercado negro: los precios de la droga son inferiores a los del mercado legal. Por ej., 1,2 gr de hashish (uso el nombre inglés para facilitar el entendimiento) cuesta, en el mercado no regulado 10 euros y en los cafés, 16 euros. Saquen Uds. mismos las consecuencias.