No hay que negar las diferencias entre las partes. Ni quitarles importancia, ni bagatelizarlas, ni hacer como si no existieran.
Si en un conflicto, tenemos diferencias -por algo tenemos un conflicto- hagámoslas ver y la persona que media, que las reconozca, que no las niegue, ni las oculte. Que las ponga de manifiesto a la otra parte. No las pise, no pase por encima de las diferencias, ni de los puntos en discusión.
La labor del/a mediadora, de ningún modo, consiste en tapar el conflicto, sino, muy por el contrario, destaparlo. Sólo así las partes lo podrán resolver.
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