miércoles, 15 de julio de 2015

"La economía que mata"


El Papa Francisco acaba de hablar en Bolivia nuevamente sobre la economía que mata. Muchos -especialmente en Europa- se escandalizan de sus palabras, especialmente, amigos míos que defienden -al igual que yo- la economía social de mercado, la economía libre.

Nos podemos hacer dos preguntas. La primera es a qué se refiere específicamente el Papa Francisco al hablar de la economía que mata y de una economía que trata a las personas como cosas y las descarta. Como si el ser humano fuese descartable.

A mi modo de ver, se refiere, entre otros -al menos así lo entiendo yo- a esos empresarios del estilo de Zara (me refiero a la empresa espanola de ropa). Denunciada por los talleres ilegales que tiene en Argentina -no en Bangladesh, ni en China-.

En estos talleres ilegales trabajan preferente o únicamente, trabajadoras bolivianas, de ahí que se haya referido especialmente al tema el Santa Cruz (la región de economía más pujante de Bolivia).

Cuando el Papa fue arzobispo de Buenos Aires, apoyó a la institución -Alameda- que hizo las denuncias sobre estos talleres ilegales donde se producía ropa para la espanola Zara y también para otras empresas que, por más pequenas, no son tan conocidas. Especialmente, no tan conocidas en Europa.

En segundo lugar, el Papa se refiere a otra economía. Es cierto que alabó a las cooperativas que algunos tienen en Bolivia, los oyentes de su discurso santacruzano. Sin embargo, en Ecuador, al reunirse con la sociedad civil, se reunió también con empresarios cristianos.

Los empresarios cristianos -y en honor a la verdad.  muchos no cristianos- esperramos y suponemos que viven las virtudes cristianas en la vida empresarial. Al igual que sus trabajadores, en su vida labora, (espero que ellos no roben, no "saquen la vuelta", trabajen bien).

En tercer lugar, me parece que la economía social de mercado, la economía libre supone vivir las virtudes humanas (la base de las virtudes cristianas, ya que la gracia supone la naturaleza, como dice el axioma 100% católico) y especialmente las virtudes de la justicia, que nos obligan a actuar, también en nuestra vida laboral y empresarial, rectamente.

La corrupción, la intransparencia, los convenios secretos de empresarios en que se acuerdan precios más altos para los productos o más bajos sueldos para los trabajadores, los pactos entre los trabajadores en que se obliga, por ej., a trabajar más lento, son absolutamente inmorales y son lo que yo llamaría una economía que mata.

Pero aún más, matan empresarios que mantienen talleres ilegales, donde no se respeta los derechos más fundamentales de las trabajadoras, como los mencionados. Matan no sólo a los trabajdores, sino a toda la economía libre. La economía libre debe defenderse de tales insanas prácticas.


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