Estimada Presidenta:
Hace poco más de un mes puse mi cargo a su disposición y le agradezco la confianza que ha tenido en mi persona, manteniéndome en él hasta hoy. No obstante, he decidido presentarle mi renuncia, con fecha 1 de febrero de 2016, pues he llegado al convencimiento de que los cuestionamientos oportunistas y carentes de toda solidez técnica y legal, que están entorpeciendo el normal funcionamiento de la Superintendencia de Pensiones y menoscabando su alta reputación institucional, no cesarán sino con mi dimisión.
Esta Superintendencia es una institución proba, con altísimos estándares técnicos y un equipo humano de gran calidad, que ha obrado con la más estricta transparencia y apego a Derecho en todas sus actuaciones.
Por lo mismo, este organismo y sus funcionarios no merecen estar sometidos a la inédita situación de que la ministra del Trabajo y Previsión Social no respete la independencia que la ley consagra a la Superintendencia de Pensiones, llevando un tema de exclusiva competencia del regulador, a convertirse en un flanco de batalla política para el Gobierno.
En lo profesional, tampoco logro vislumbrar las razones de la misma ministra que, en lugar de mantener la comunicación institucional como dictan las formas del Estado, prefirió cuestionar públicamente las decisiones de una superintendenta cuyo cargo es de exclusiva confianza de la Presidenta y que usted ha elegido a través del sistema de Alta Dirección Pública.
Del mismo modo, ha sido lamentable cómo cuestionamientos oportunistas han contaminado indebidamente a la Contraloría General de la República, que se vio conminada a intervenir en un ámbito en el que no tiene injerencia alguna, por la acción de diputados oficialistas que han demostrado un preocupante desconocimiento de cómo opera la institucionalidad y las leyes que ellos mismos han aprobado.
He decidido renunciar, principalmente porque le debo lealtad a la institucionalidad del país y, por supuesto, a usted. Las acciones de los organismos llamados a ejercer potestades públicas no pueden basarse en gustos personales, sino en actos institucionales que resguarden el Estado de Derecho y que le den garantías de estabilidad a los distintos intervinientes públicos y privados. Sin esas certezas, el país caería en la inefable categoría de las economías de baja confianza, algo para lo que jamás me prestaré.
Como funcionaria pública de carrera, que ha servido a cuatro gobiernos de la Concertación y de la Nueva Mayoría durante 25 años, no esquivaré la responsabilidad de seguir defendiendo ante el Ministerio Público las actuaciones de la Superintendencia de Pensiones y, por sobre todo, de la institucionalidad que ha puesto a Chile en el sitial de estabilidad y respeto internacional con que es reconocido en el mundo.
No puedo dejar pasar la oportunidad, Presidenta, para agradecer el acompañamiento de algunos miembros de su Gabinete, y muy especialmente al ministro del Interior, Jorge Burgos, quien en esta particular coyuntura aportó con una mirada de templanza institucional y de Estado, tan necesaria para evitar daños mayores a la imagen del Gobierno.
Agradezco el honor de que me haya permitido formar parte de su segunda administración.
Cordialmente, Tamara Agnic Martínez, Superintendenta de Pensiones".
Gracias al Mercurio: Superintendenta de Pensiones criticó en carta a ministra Rincón al oficializar su renuncia
Ver también el dictamen de la Contraloría
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