domingo, 3 de octubre de 2010

"El comunismo es bueno, lo que pasa es que se ha implementado mal; probemos de nuevo, pero esta vez, hagámoslo bien"


Muchas veces, se dice, a mi modo de ver con gran ingenuidad´que "el comunismo es bueno, sólo su aplicación por los hombres fue mala, deberíamos ponerlo en práctica de nuevo; pero esta vez, hacerlo bien".

Esta mañana, releyendo la Spe salvi (latín: Salvados en esperanza) es el nombre de la segunda encíclica del papa Benedicto XV Copio el texto, de la página del Vaticano, a continuación, con mínimas correcciones mías (un acento que faltaba ;)

20. ... El progreso hacia lo mejor, hacia el mundo definitivamente bueno, ya no viene simplemente de la ciencia, sino de la política; de una política pensada científicamente, que sabe reconocer la estructura de la historia y de la sociedad, y así indica el camino hacia la revolución, hacia el cambio de todas las cosas. Con precisión puntual, aunque de modo unilateral y parcial, Marx ha descrito la situación de su tiempo y ha ilustrado con gran capacidad analítica los caminos hacia la revolución, y no sólo teóricamente: con el partido comunista, nacido del manifiesto de 1848, dió inicio también concretamente a la revolución. Su promesa, gracias a la agudeza de sus análisis y a la clara indicación de los instrumentos para el cambio radical, fascinó y fascina todavía hoy de nuevo. Después, la revolución se implantó también, de manera más radical en Rusia.


21. Pero con su victoria se puso de manifiesto también el error fundamental de Marx. Él indicó con exactitud cómo lograr el cambio total de la situación. Pero no nos dijo cómo se debería proceder después. Suponía simplemente que, con la expropiación de la clase dominante, con la caída del poder político y con la socialización de los medios de producción, se establecería la Nueva Jerusalén. En efecto, entonces se anularían todas las contradicciones, por fin el hombre y el mundo habrían visto claramente en sí mismos. Entonces todo podría proceder por sí mismo por el recto camino, porque todo pertenecería a todos y todos querrían lo mejor unos para otros. Así, tras el éxito de la revolución, Lenin pudo percatarse de que en los escritos del maestro no había ninguna indicación sobre cómo proceder. Había hablado ciertamente de la fase intermedia de la dictadura del proletariado como de una necesidad que, sin embargo, en un segundo momento se habría demostrado caduca por sí misma. Esta « fase intermedia » la conocemos muy bien y también sabemos cuál ha sido su desarrollo posterior: en lugar de alumbrar un mundo sano, ha dejado tras de sí una destrucción desoladora. El error de Marx no consiste sólo en no haber ideado los ordenamientos necesarios para el nuevo mundo; en éste, en efecto, ya no habría necesidad de ellos. Que no diga nada de eso es una consecuencia lógica de su planteamiento. Su error está más al fondo. Ha olvidado que el hombre es siempre hombre. Ha olvidado al hombre y ha olvidado su libertad. Ha olvidado que la libertad es siempre libertad, incluso para el mal. Creyó que, una vez solucionada la economía, todo quedaría solucionado. Su verdadero error es el materialismo: en efecto, el hombre no es sólo el producto de condiciones económicas y no es posible curarlo sólo desde fuera, creando condiciones económicas favorables.


3 comentarios:

Ludmila Hribar dijo...

Bien Marta!

Anónimo dijo...

que tontería escribes... para pendejo (a) no se estudia, se nace, como bien lo demuestras

Marta Salazar dijo...

puess tu lenguaje (aquí y en el otro blog) demuestra vuestra procedencia, "como bien lo demuestras", también podrías decir (ceceando, claro) "a los hechos me remito", qué horror que en algunos países quede gente tan atrasada...

qué se siente ser guest worker en un país "más adelantado"?