jueves, 29 de octubre de 2015

Las drapeadas del manto negro de espumilla




Muchas gracias por la imagen a Fotos históricas de Chile Atribuída a Juan M. Sepúlveda hacia. Representa la salida de misa desde la Catedral de Santiago en 1905. En el foro de la foto, Kathy Palomino copia (muchas gracias Kathy!) la siguiente cita que explica la escena.

"Signo distintivo de la mujer chilena, su origen se remontaria a la española ciudad de Burgos o a Tarifa. Ya a principios del siglo XIX viajeros y artistas dieron cuenta de esta peculiar costumbre nacional, que en 1900 se ha consagrado con un complejo ritual y lenguaje para los drapeados del manto negro de espumilla. Se coloca para la misa matinal, llevándolo hasta el medio día las mujeres adineradas; las del pueblo lo siguen usando en la tarde, con la cabeza descubierta, para ocultar dignamente su pobreza; ceñido es señal de mala vida", pág. 62.

La cita es del libro de Hernán Rodríguez Villegas, titulado Santiago 1900, que pueden leer (a admirar las antiguas fotografías) on line (PDF). Me costó un poco encontrarlo; pero gracias a la ayuda de una amiga, lo logré. Aquí más datos

No sabía que era lo del "drapeado", me dice una amiga que un traje drapeado es el que tiene varias capas, mucha tela sobre otra. Otra amiga me explica que drapear es "doblar la tela y darle una caída conveniente". Y otra amiga agrega que un "drapeado es tratar la tela dandole una textura con arruguitas".

Cabe hacer notar que Tarifa no está en África, sino en Espana (en Alemania, en los anos 70 y 80, sostenían que Espana era pate de África; pero nunca escuché esta opinión en Chile, de manera que supongo que es un simple error del autor del libro). Creo que sobre Burgos no tengo que decir más, ya que todos estudiamos abundantemente esa ciudad en el colegio (mi ciudad preferida de Espana), cuando leímos el poema épico "El Cid".

En la página 63 del libro citado, Rodríguez nos explica sobre este drapeado del manto negro de espumilla: "Usado al interior de los templos para ocultar la sensualidad de los peinados y evitar la vanidad de sombreros y mantillas, el manto se convirtió, sin embargo, en el más sugerente atuendo de la mujer chilena. Por esto, cuando los establecimientos fotográficos comenzaron a popularizar los fotomontajes con los rostros más bellos de su clientela, la imagen más buscada fue la de mujeres con manto, que pronto se dio a conocer en el extranjero como la expresión más característica y lograda de la chilena, afirmando su merecida fama de hermosura. En Talca, Coquimbo, Concepción o Valparaíso surgieron estas Flores, cuya identidad se convirtió en desafío para sus admiradores".

Por favor, vean la foto de esa página, a la que hace alusión este texto. Es de Odber Heffer, aunque el nombre está mal escrito en el libro :( Sobre el texto en sí y lo que explica, no sé si reirme, llorar, compadecer a las mujeres (y a los hombres de la época), o bien dar gracias de que mi familia no haya pertenecido al establishment santiaguino ;) Sin duda, no todo tiempo pasado fue mejor...

Ver también Ir a misa en 1911




2 comentarios:

Jorge dijo...

Magnífica fotografia. Ninguna de las señoras da la impresión de sufrir por llevar el manto; muy por el contrario, se les ve cómodas y orgullosas. Haciendo memoria de las muchos episodios y anécdotas que en la familia se contaba la generación de mis bisabuelos y anteriores, jamás he encontrado quejas sobre el el uso del manto de misa, sino que más bien anécdotas en la línea de los que consigna el texto de Hernán Rodríguez. Concuerdo eso sí en que para algunos, muchos o pocos, no todo tiempo pasado fue mejor.

Marta Salazar dijo...

Jorge, dirías lo mismo de las musulmanas...?